Sus primeros libros me parecieron entretenidos, La piel del tambor, El maestro de esgrima, La carta esférica... Luego empecé a conocerlo mejor al publicar sus columnas en diarios, en entrevistas en la tele... Y cuando trajo a la actualidad y a la realidad cotidiana, que yo conozco tanto como él, temas que no me eran ajenos, cuando empezó a criticar al profesorado comprometido, a los psicólogos, a los orientadores, a las leyes que modernizaban la educación... y, sin dar alternativas, en el fondo añorando la vieja escuela, le vi el plumero. Y no me gustó nada.
Hoy le hacen en Spanish Revolution un retrato acertado:
"Reverte no hace crítica social: hace pornografía del desprecio. En vez de escribir novelas, lleva años redactando panfletos camuflados con referencias cultas (...) Su imaginario: el menor extranjero violento. La mujer convertida en “zorra con minifalda”. El “primo” que viene a vivir del cuento. Y por encima de todos ellos, su voz: la del hombre blanco español que se cree licenciado en verdad por haber sobrevivido a la guerra de Bosnia con un puro en la boca.
Pérez-Reverte lleva décadas construyendo el personaje de “antisistema ilustrado”. El que insulta a políticos de todos los colores, pero al final solo coincide con los que quieren cerrar fronteras, eliminar derechos y volver a una España en blanco y negro. El que se hace el cínico, pero nunca critica al poder económico. El que se burla del feminismo y del antirracismo porque no los entiende, ni los ha leído, ni le interesa.
Lo suyo ya no es solo una opinión polémica: es una estrategia cultural de legitimación del fascismo posmoderno, el que viene sin uniforme pero con columna semanal, sin esvásticas pero con metáforas de mierda. Porque eso es lo que son: palabras cuidadosamente diseñadas para inocular veneno mientras se disfraza de literatura."
Recopilado de la red.
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