
Me deja siempre sumida en la perplejidad cuando escucho a los vocingleros espetar* ¡España! con voz aflautada por el orgullo de pertenencia. La Españaeterna. La cultura nacional. España para los españoles. La tradición española. Soy de España, me dijo el otro día un amigo cuando le señale con sorna la banderita de la muñequera. ¡Soy españo! (así en masculino que tiene más cojones) suelen responder ante la fiesta taurina, el futbol como cultura de masas y algunas cosas más que se ponen de moda en los últimos tiempos.
Y me pregunto ¿de qué España hablan? La de los Tercios de Flandes, gloriosas gestas que consiguieron un imperio donde no se ponía el sol mientras en el solar patrio la mayoría de la población compartía espacio vital con los puercos que criaba (los suertudos) para proveerse de matanza todo el año. La España de los siervos de la gleba que mal morían pasada poco la treintena por tifus, infecciones de muelas, picaduras de mosquitos mierderos, patadas de caballería o de hambre y asco, que era lo más frecuente.
Cuando España, la gloriosa España del imperio dominaba el mundo, en Extremadura, Andalucía, Aragón, ambas Castillas, Galicia y algo menos en el resto del territorio, la población en mayoría se alimentaba de cereal escaso, bebía agua no salubre mientras los niños trabajaba a destajo al destetarse, los señores feudales tenían derecho sobre vidas y cuerpos de sus siervos y la vida del pueblo no tenía más valor que el servicio que prestaba al amo.
Que bien nos lo reflejó Miguel Delibes en Los Santos Inocentes, contando una historia viva que se mantenía entera en los años sesenta -gente me cuenta que siguen parecido- del siglo XX.
La España imperial que traía oros esquilmados en la América de los gloriosos conquistadores, tiraba las heces en la vía publica, no tenía alcantarillado, y temía el agua como algo poco común y un tanto peligroso. Si visitan con ganas de ver la Alhambra y se fijan en las construcciones que los “moros” realizaron, verán que su higiene y salubridad estaba a miles de kilómetros de las penosas enguarrecidas villas imperiales.
Les dejo nombres y datos para que contrasten con la España del imperio que se forjó años después de lo reseñado
Encontramos estudiosos de medicina en Al-Ándalus:
- Abulcasis (Abu al-Qasim al-Zahrawi, c. 936-1013): Considerado el «padre de la cirugía moderna», fue un médico y cirujano de Córdoba cuya obra magna, «Kitab al-Tasrif» (El método de la práctica médica), es una enciclopedia médica de 30 volúmenes que incluye un tratado exhaustivo sobre cirugía. En ella, describe más de 200 instrumentos quirúrgicos y técnicas innovadoras para su época, como la ligadura de vasos sanguíneos, el uso de suturas, y procedimientos para reducir fracturas y luxaciones. Sus descripciones y avances tuvieron una influencia enorme en la medicina europea durante siglos.
- Ibn Zuhr (Avenzoar, c. 1091-1161/1162): De Sevilla, fue un médico de gran renombre, se le considera uno de los primeros en abogar por una medicina basada en la experiencia y la observación. Su obra más conocida es «Kitab al-Taysir fi al-Mudawat wa al-Tadbir» (El libro de la simplificación en la terapéutica y la dieta). Realizó importantes aportaciones en la descripción de enfermedades, como la sarna (identificando el ácaro que la causa), la pericarditis y ciertos tumores. También se le atribuye la introducción de la traqueotomía y la alimentación artificial.
- Averroes (Ibn Rushd, 1126-1198): Aunque más conocido por su filosofía y teología, Averroes también fue un destacado médico de Córdoba. Su obra médica más importante es el «Kitab al-Kulliyat fi al-Tibb» (Libro de las generalidades de la medicina), una síntesis de la medicina galénica con sus propias observaciones. Abogaba por la disección anatómica como medio para fortalecer la fe al observar la perfección del cuerpo humano.
- https://www.muyinteresante.com/historia/64627.html
- Maimónides (Mūsā ibn Maymūn, 1135-1204): Nacido en Córdoba y pasó parte de su vida en Al-Ándalus, gran parte de su obra médica se desarrolló en Egipto. Fue un médico, filósofo y teólogo judío cuya perspectiva holística de la medicina es notable. Entre sus obras médicas se encuentran «Fusul Musa» (Aforismos de Moisés), una colección de aforismos médicos, y tratados sobre hemorroides, venenos, asma y la importancia de la medicina preventiva.
- Ibn al-Khatib (Lisan al-Din Ibn al-Jatib, 1313-1374): De un período posterior, durante la dinastía nazarí de Granada, es importante mencionarlo por su pionera visión de la contagiosidad de las enfermedades. Durante la Peste Negra en el siglo XIV, Ibn al-Khatibobservó la propagación de la enfermedad y argumentó que se transmitía de persona a persona, abogando por el aislamiento para evitar el contagio. Esto fue una idea revolucionaria para su tiempo.
Estos estudiosos y muchos otros contribuyeron significativamente al avance de la medicina en Al-Ándalus, estableciendo una base sólida para el desarrollo médico posterior tanto en el mundo islámico como en Europa. Sus aportaciones abarcaron campos como la cirugía, la farmacología, la anatomía, la oftalmología y la medicina preventiva, dejando un legado duradero.
https://www.muyinteresante.com/historia/65878.html
Estos datos en lo concerniente a la medicina que Al Andalus desarrolló antes que la nube de negrura cristiana se impusiera de la mano de la bien querida por los ultras, Reina Católica Isabel. Si hablamos de filosofía, de arte o de literatura no acabaríamos. Y todo esto mientras en la otra parte, la cristina saltaban en taparrabos entre piojos y liendres y sarna, mucha sarna.
Si seguimos avanzando en la historia nos vamos a encontrar en el Siglo de Oro, con la grandilocuencia de la cultura explosionando con Cervantes, Lope de Vega, Quevedo…Y con la Inquisición torturando en mazmorras a todo aquel que no pudiera demostrar limpieza de sangre, u obviando cualquier tipo de herejía que los santos señores de orca y cuchillo consideraran. Vuelvo a remitirles al grandioso Delibes y su extraordinario “El Hereje” para que comprueben la felicidad que suponía en la España gloriosa disentir mínimamente del credo constituido.
https://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Redada
Las razzias que los Reyes Católicos y sucesores llevaron a cabo contra judíos y moros aunque fueran desleídos o disimulados, dieron lección a Adolf para hacer las suyas. Por no hablar del genocida rey Fernando VI que ordenó el 30 de julio de 1749 la Gran Redada contra el pueblo gitano. Miles de niños/as, madres fueron exterminados mientras los hombres pasaron a encadenarse en las galeras que marchaban a América para alimentar las fauces incansables de los monarcas y la aristocracia española que engullía todo lo llegado y por llegar.
Porque el imperio y sus riquezas jamás llegó al pueblo. Alimentó los oropeles y la vagancia de una aristocracia y monarquía que tenía en deshonor cualquier tipo de trabajo manual. Las oligarquías tragaban las riquezas y la sangre de un pueblo depauperado que labraba tierras, tiraba de varas, lavaba culos y afeitaba los duros rostros de los pocos privilegiados que trasegaban con lo llegado de América o de la Europa hispana. Esos eran los imperios de los que ahora alardean los que desearían vivir como los privilegiados de entonces, no como pueblo llano.
Porque esa es la dura realidad. Cuando hablan de la España imperial, de la cultura hispánica, no se refieren a Santa Teresa, Cervantes, Juan de la Cruz, Quevedo, Gracián…no, se refieren al feudalismo criminal que prosperó en la península desde la creación de la España cristianizada hasta el siglo XX…y mucho me temo que prosigue en parte en el XXI. Es esa España la que añoran, por eso quieren echar, no a ocho millones, sino a veintisiete que no coreamos sus consignas. Quizá a los ocho millones de extranjeros los echarían. A nosotras nos harían lo mismo que a los abuelos y abonaríamos las fosas de media España porque la querencia por el fusilazo lo tienen bien arraigado.
Añoran la España de Calomarde**, de Fernando VII, el rey Felón, de las escabechinas realizadas en las guerras carlistas y sus secuelas de corrupciones, abusos, y descalabros. Lean a Galdós los añorantes de la España eterna y déjennos un poco en paz.
El imperio español fue grande. La gran tarea de la hispanidad, en cambio, fue un truño disfrazado de cristianización a trabucazos como buen imperialismo que fue. Los españoles inventamos la esclavitud y no la suprimimos hasta que estuvo muy perseguida. Esclavizamos, violamos, diezmamos y esquilmamos a la América que estaba, con sus pros y sus contras, en el mismo sitio desde el ancestro, mal que le pese al felón de Nacho Cano que se montó un tinglao en su Malinche con becarios esclavizados y todo.
La España que añoran no es real. Se han construido una falacia de blanquitud, cuando la/el español medio desciende en mayoría del moro más que del añorado ario. Somos morenas, bajitas y culonas, mal que les pese. Nuestra historia, asumida historia, no es gloriosa pero sí común al resto de potencias imperialista que hicieron del colonialismo fuente de riqueza de unos pocos.
El colonialismo no se hizo para enriquecer al pueblo. Jamás, busquen en la historia, si dudan. El factor que impulsó al colonialismo, la grandeza patriótica, y las guerras de religión , fue y sigue siendo el poder y el dinero para una elite que esclavizaba al pueblo propio casi tanto como al colonizado. Esa realidad es incontestable y la avalan los datos históricos y sociológicos.
Por tanto, cuando a una tipa apellidada De Meer (apellido greco latino donde los haya…) nos habla del deseo a tornar a la España eterna, pregúntenle ¿ a qué España quiere volver? Si es a la de la Inquisición, la del siglo XIX con sus guerras fratricidas, a la España de las levas furiosas, de los siervos dedicando vida y familia al señor feudal. Si es a esa le dicen de mi parte que se vayan a la mierda.
Me quedo en la España diversa, divertida donde las calles andan llenas de razas, vestimentas y colores diferentes. Me quedo en la España donde dos personas del mismo sexo, de sexo indefinido o de sexos ambivalentes caminen en paz sin ser molestadas ni golpeadas por diferentes. Me quedo con la España de la diversidad, donde luchemos por mejorar cada día e integrar en la buena vida al mayor número posible de gente.
Me quedo, en fin, en la España utópica de la justicia social y de la compasión hacia el mundo menos afortunado que acoge con los brazos abiertos a quien llega con ganas de vivir dejando atrás el hambre, la miseria o simplemente elige este país como asiento vital.
La otra, se la meten ustedes por el orto, bien despacio para que duela.
María Toca Cañedo©
*Espetar: palabra fea que no me gusta usar, pero en este caso me la perdonan porque creo define mejor lo que quiero decir.
**Calomarde: siniestro primer ministro de Fernando VII, famoso por su crueldad, espiando a liberales a los que asesinó sin mesura. Mariana Pinedaentre ellos.
Imagen de portada: El cuadro «El fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga» fue pintado por Antonio Gisbert en 1888 y se considera una de las obras maestras de la pintura histórica española. Se encuentra en el Museo del Prado.
La obra representa el momento del fusilamiento de José María Torrijos y sus48 compañeros en la playa de San Andrés de Málaga el 11 de diciembre de 1831. Torrijos fue un militar liberal que luchó contra el absolutismo de Fernando VII. Tras un intento fallido de levantamiento, fue apresado y ejecutado sin juicio previo.
María, sé que hay muchas y respetables opiniones sobre España y la bandera, sé que la historia la escriben los vencedores, pero hay formas de indagar, comparar y valorar para crearnos una opinión, para no tener que tomar prestada, como si fuera una bicicleta, la opinión de los demás.
ResponderEliminarHace tiempo que, huyendo de la melancolía que producen estos temas, decidí no comentar nada en las redes. Contigo, por lo que te estimo, voy a hacer una tímida excepción: solo invitarte, si quieres, a leer algunas entradas en mi blog sobre el tema, que no son nada más que opiniones, que te puedo asegurar que algo he trabajado. Son siete entradas con la referencia "España", de las que, probablemente, has leído alguna: https://lacocinaquenosgusta.blogspot.com/search/label/España
María, ¿no te parece una visión muy sesgada de la historia?
ResponderEliminarTodo tiene su parte subjetiva, Pepe.
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