Los de verdad no fallan. Los de verdad se quedan. Y da igual en qué situación estés. Si con el sol radiando o con la mayor tormenta de tu vida. Los de verdad te abrazan a más no poder cuando lo necesitas, y cuando no también. Porque oye, un abrazo nunca viene mal. Los de verdad marcan la diferencia, y nos hacen la vida mejor. Y más felices, también. Los de verdad se alegran de lo bueno, y sufren con nosotros lo malo. Dejan el orgullo a un lado, saben pedir perdón y dar las gracias. Y no se olvidan de decir ‘Te quiero’. Los de verdad te aceptan con todo. Y aprenden a vivir con tus defectos y manías. Porque eso es querer. Los de verdad sacan tiempo, y se ahorran las excusas. Aprovechan cualquier ratito, y se quedan siempre un poquito más. Los de verdad saben ser. Con nosotros. Siempre. Y da igual el lugar, con ellos es suficiente.
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