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miércoles, 28 de mayo de 2014

Vivimos tiempos de Noé...


 
Leonardo Boff, teólogo y escritor
 
Vivimos tiempos de Noé. Presintiendo que vendría un diluvio, el viejo Noé llamaba a las personas a cambiar de vida. Pero nadie lo escuchaba. Al contrario, “comían y bebían, se casaban y se daban en matrimonio hasta que vino el diluvio que los hizo perecer a todos” (Lc 17,27; Gn 6-9).
         Los 2000 científicos del IPCC que estudian el clima de la Tierra son nuestros actuales Noés. Su tercero y último informe del 13 de abril de 2014 contiene una alerta muy seria: tenemos apenas 15 años para impedir que el clima de la Tierra suba por encima de 2 grados centígrados. Si los supera, conoceremos algo del diluvio. Ninguno de los 196 jefes de Estado ha dicho una palabra. La gran mayoría sigue explotando los bienes naturales, negociando, especulando y consumiendo sin parar, como en los días de Noé.
         Distingo tres graves irresponsabilidades: la general y también la específica y supina ignorancia del Congreso norteamericano que vetó todas las medidas contra el calentamiento global; la manifiesta mala voluntad de la mayoría de los jefes de Estado; y la falta de creatividad para ir montando los tablones de una posible Arca salvadora. Como un loco en una sociedad de “sabios” me atrevo a proponer algunas iniciativas. Si algún merito tienen es el de apuntar hacia un nuevo paradigma civilizatorio que podría dar otro rumbo a la historia. Son estas:
1. Completar la razón instrumental-analítica-científica dominante con la inteligencia emocional o cordial. Sin ésta no nos conmovemos ante la devastación de la naturaleza ni nos comprometemos a rescatarla y salvarla.
2. Pasar de la simple comprensión de la Tierra como un almacén de recursos a la visión de la Tierra viva, como un superorganismo vivo que se autorregula, llamado Gaia.
3. Entender que, como humanos, somos esa parte de la Tierra que siente, piensa y ama, cuya misión es cuidar de la naturaleza.
4. Pasar del paradigma de la conquista/dominación todavía vigente, al paradigma del cuidado/responsabilidad.
5. Entender que la sostenibilidad sólo estará garantizada si respetamos los derechos de la naturaleza y de la Madre Tierra.
6. Articular el contrato natural hecho con la naturaleza, que supone la reciprocidad inexistente con el contrato social, que supone la colaboración e inclusión de todos, y es insuficiente.
7. No existe el medio-ambiente sino el ambiente entero. Lo que existe es la comunidad de vida con el mismo código genético de base estableciendo un parentesco entre todos.
8. Abandonar la obsesión del crecimiento/desarrollo por la redistribución de la riqueza acumulada.
9. Debemos producir para atender las demandas humanas pero siempre dentro de los límites de la Tierra y de cada ecosistema.
10. Poner bajo control la voracidad productivista y la competencia sin límites en favor de la cooperación y de la solidaridad, pues todos dependemos unos de otros.
11. Superar el individualismo por la colaboración entre todos, pues esta es la lógica suprema del proceso de evolución.
12. El bien común humano y natural tiene primacía sobre el bien común particular y corporativo.
13. Pasar de la ética utilitarista y eficientista a la ética del cuidado y de la responsabilidad.
14. Pasar del consumismo individualista a la sobriedad compartida. Lo que nos sobra, les falta a los demás.
15. Pasar de la maximización del crecimiento a la optimización de la prosperidad a partir de los más necesitados.
16. En vez de modernizar permanentemente, ecologizar todos los saberes y procesos productivos, buscando tutelar los bienes y servicios naturales y dar descanso a la naturaleza y a la Tierra.
17. Oponer a la era del antropoceno, que hace del ser humano una fuerza geofísica destructiva, la era ecozoica que ecologiza e incluye a todos los seres en el gran sistema terrenal y cósmico.
18. Valorizar el capital humano/espiritual inagotable por encima del capital material agotable, porque el primero proporciona los criterios para las intervenciones responsables en la naturaleza y alimenta permanentemente los valores humano-espirituales de la solidaridad, del cuidado, del amor y de la compasión, bases para una sociedad con justicia, equidad y respeto a la naturaleza.
19. Contra la decepción y la depresión provocadas por las promesas no cumplidas de bienestar general hechas por la cultura del capital, alimentar el principio-esperanza, fuente de fantasía creadora, de nuevas ideas y de utopías viables.
20. Creer y testimoniar que, al final de todo, el bien triunfará sobre la maldad, la verdad sobre la mentira y el amor sobre la indiferencia. Un poco de luz podrá vencer una inmensidad de tinieblas.
Leonardo Boff escribió Opción Tierra: la solución de la Tierra no cae del cielo, Sal Terrae 2008.
Traducción de Mª José Gavito Milano

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