Antiguamente existían en La Alpujarra y en otros lugares muchas costureras y modistas. Este oficio se convirtió en una especie de inserción laboral para muchas mujeres. También la costura a medida era una habilidad esencial en la vida cotidiana. La figura de la costurera se hizo prominente debido a la industrialización y el cambio en la producción de ropa. Muchas mujeres encontraron en este oficio una forma de sustento, aunque a menudo en condiciones laborales precarias. En el municipio alpujarreño de Cádiar hubo muchas costureras y varios sastres. Según el profesor, historiador y escritor, Francisco García Valdearenas «Una de las maestras costureras de mi pueblo fue Blasa Álvarez. El taller lo tenía en su casa, en la Calle del Calvario. En 1949 funcionaba muy bien este taller de corte y confección», indicó.
Según García Valdearenas «Blasa enseñó a muchas mujeres su oficio: Encarnita Dumont 'La Cojilla'; Chon 'La de Eufrasia la Lorenta'; Sole 'La de Juan Vicente el Arriero'; Encarna Montoro; Anita Salado, Adoración, de Narila; Josefa Fernández 'La Cayetana'; Paca Ruiz 'La Porras'; Matilde, hija de Juan Vicente; Andrea 'La de los Cortijos'; María López 'La Molinera'... Estas mujeres en aquellos tiempos cuando trabajaban llevaban encima de sus vestidos delantales de varias hechuras, siendo el más corriente el delantal largo hasta la rodilla. La tela para la ropa se compraba en la tienda de José Reinoso por piezas o por varas. Una mujer que se preparaba para ser esposa y madre debía saber bordarse su ajuar de boda, hacer unos buenos calzones de pana, confeccionar una camisa y estampar un remiendo en la ropa vieja. No obstante, desde siempre existieron en Cádiar varias maestras costureras como por ejemplo: Blasa y Carmen 'La Molinera', que por una pequeña cantidad de dinero enseñaban el oficio en su propia casa», manifestó Francisco García Valdearenas.
Las chicas modistas de Cádiar se hacían su propia ropa; pues habían aprendido corte y confección, y en cierto modo estaban en contacto con el mundo de la costura. Así, los vestidos rizados, de tablas, de pliegues, de capa o doble capa entallados con tejido de percal eran confeccionados por ellas. Con la aparición de las máquinas de coser y la producción en masa, la costura se diversificó en España. Surgió la alta costura para las clases altas que buscaban prendas exclusivas, y la confección a menor escala para el resto de la población. En Cádiar hubo también grandes sastres.
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