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sábado, 16 de mayo de 2020

Ha muerto Julio Anguita, un político íntegro, una persona honrada y buena, el califa rojo. D.E P.

EL ADIÓS A JULIO ANGUITA

Fallece en Córdoba Julio Anguita a los 78 años.

En estos momentos de despedida del que fuera alcalde de Córdoba (1979-86) y prominente figura política de la izquierda andaluza y española, queremos recordar la amistad que le unió a Carlos Cano durante muchos años. Ambos son hijos de una misma generación que nació en la posguerra y que, desde muy jóvenes. tomaron conciencia contra la dictadura franquista y pasaron a la acción para construir una nueva sociedad. Julio Anguita desde el partido comunista y Carlos Cano desde su andalucismo independiente, fueron figuras destacadas en el llamado proceso de transición a la democracia en Andalucía. Y ambos fueron testigos en primera línea del proceso de desmovilización y desencanto que le siguió con las mayorías absolutas del partido socialista, “¡Ay! Felipe de la OTAN, cataflota verigüés...”, en la que el torrente de ilusión colectiva por construir otro mundo posible, se desvanecía y parecía que tomaba una larga siesta. Se consolidaba el tiempo de los enanos y la mediocridad tal como denunciaba Carlos en su canción La metamorfosis:

¿Qué queda de aquel tiempo?
¿Qué fue de la ilusión?
¿Dónde está la esperanza
de nuestra generación?

Julio Anguita fue como coordinador de Izquierda Unida, primero en Andalucía y después en el Estado español, un personaje muy incómodo para el felipismo triunfante, del que recibió un fuerte hostigamiento a través de sus poderosos brazos mediáticos. A su vez, Carlos Cano formaba parte de las listas negras en las que se le vetaba su actuación en localidades y para instituciones controladas por el partido gobernante. Es por ello, por lo que el propio Julio Anguita pidió expresamente que se contratara a Carlos Cano para actuar en algunas campañas electorales del partido comunista y de IU en la década de 1980, a pesar de ser “de otra cuerda”.

En cierto modo Julio y Carlos han tenido vidas paralelas urdidas por una pasión utópica y por un corazón frágil. Ninguno de los dos claudicó “al tiempo de los liliputienses, de títeres, caretas, horteras y parientes” y mantuvieron firmes sus principios inconformistas y su pensamiento crítico. Y también, a ambos, les unía su sueño por Andalucía. Cada uno, a su modo, desde la trinchera política y poético-artística, amaba su tierra y luchaba por ella, que es la manera de hacer un mundo mejor.

Así declaraba Julio Anguita al historiador Juan Andrade para su libro Atraco a la memoria. Un recorrido histórico por la vida política de Julio Anguita (Akal, 2015) su relación con el artista granadino:

“Con Carlos Cano me unían muchas cosas. Fuimos amigos. La relación que me unía con Carlos Cano se explicita con un hecho. Cuando lo operaron en Nueva York, una de las primeras llamadas que hace todavía convaleciente en el hospital es a mi. Y lo que me cuenta entre otras cosas es lo siguiente: ‘He estado charlando con una enfermera negra y me ha hablado con un ritmo que yo no conocía y que más o menos es así…’ Vaya, me empezó a tatarear el ritmo que tenía en la cabeza con unas variaciones que él incorporaba. Pues bien, de ahí salió luego su canción Habaneras de Nueva York en la que hablaba de su operación del corazón y su experiencia en la ciudad. ¿En qué coincidíamos Carlos Cano y yo? En que éramos totalmente contrarios al andalucismo típico y tópico porque defendíamos una Andalucía más profunda y en que reivindicábamos la copla y todo lo que hay en la copla de subversivo. Los dos hablábamos mucho de Andalucía, pero no de la Andalucía de la peineta. Hablábamos de una Andalucía que procedía de la Bética, donde existió una vez Itálica, donde vivió y escribió Séneca. Hablábamos de la Andalucía por la que habían pasado los fenicios y habían estado los tartesios y también el imperio bizantino. Y por supuesto del esplendor de Al Ándalus. Y de la Andalucía barroca. De la Andalucía donde se da el liberalismo. Y de la Andalucía donde surge alguien como Blas Infante o donde tanto se desarrolló la escuela de la fisiocracia. Hablábamos de una Andalucía muy olvidada por la cultura señoritil.
Y obviamente ambos éramos muy apasionados de nuestra música. (…) Carlos Cano y yo nos sentíamos andaluces. Pero desde luego no íbamos con sombrero cordobés ni íbamos a bailar sevillanas porque lo mandasen los cánones. Ni a darles medallas a la Duquesa de Alba ni a la Pantoja. Por no hablar de otras muchas.”

Un abrazo enorme a su familia, amistades y tantísimos compañeros y compañeras del alma que ha dejado. Hasta siempre, Julio. Que la tierra le sea leve

https://cordopolis.es/2020/05/16/muere-a-los-78-anos-julio-anguita-referente-de-la-izquierda-espanola-desde-la-transicion/

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