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martes, 26 de marzo de 2013

Claves para una salud mental a prueba de crisis


“La salud humana es un reflejo de la salud de la tierra” rezaba Heráclito, uno de los filósofos presocráticos griegos más controvertido de todos los tiempos. Lo cierto es que no han cambiado mucho las cosas desde entonces, ya que sólo es necesario pasear por los centros urbanos o rurales, para observar cual es la situación socioeconómica de un país. Ante esto, el ciudadano va siendo arrastrado por la corriente de sentimientos global puesto que, tanto en época de bonanza como de crisis, resulta imposible evitar que nos llegue a embargar la misma euforia o desesperanza que al resto de nuestros conciudadanos. ¿O no?

Las cinco “A” de la salud
Aunque a nivel científico no estén definidos de esta manera, numerosos estudios avalan que determinados comportamientos y conductas son los responsables de la estabilidad mental del individuo, independientemente de la situación externa. Este carácter incorruptible se consigue manteniendo el equilibrio personal independientemente de lo que ocurra en el exterior con una mezcla de dinamismo y consecución del término medio que, aunque difíciles de conseguir, serán un bote salvavidas en los malos tiempos.
Amistad: Así lo afirman numerosos especialistas y más de cien estudios elaborados al respecto que se han realizado tanto en el campo de la psicología como de la antropología, la sociología así como la educación. La amistad es imprescindible para el buen funcionamiento del ser humano, independientemente de quién provenga. En este parámetro se incluyen los familiares, compañeros de trabajo y conocidos, puesto que lo importante es sentirse apoyado y poder contar con vías de comunicación bilateral.
Actividad deportiva: Esta está subestimada a menudo por haberse encasillado en el ámbito puramente estético, para verse bien pero lo cierto es que el deporte colabora en la aceleración del metabolismo así como en la segregación de una de las hormonas más queridas por el ser humano; la endorfina. Practicar deporte solo o junto con otras personas es una garantía de salud mental puesto que se corresponde con un tipo de rutina que está directamente relacionado con darle al organismo el bienestar sin la contrapartida negativa ( el ejemplo más claro es que también se liberan endorfinas tomando chocolate pero que esto puede tener como consecuencia la diabetes).
Ayuda humanitaria: En un sorprendente estudio de la Universidad Complutense de Madrid conjuntamente con Coca Cola la conclusión a la que se llegaba era que “Recibir y dar ayuda nos hace sentir más saludables”. Este informe que cada año se realiza sobre “La felicidad y la percepción de la salud” ha arrojado datos por parte de los expertos que aseguran que incluso aquellas personas que se encuentran en una situación de paro se sienten más útiles cuando tienen amigos o familia a los que ayudar, que otros ciudadanos que disponen de trabajo pero que carecen de redes sociales fuertes. La colaboración con otros, no tiene porqué darse en un marco institucional, más bien se basa en la ayuda mutua, en las redes afianzadas y la sensación de tener un colchón social en cualquier momento.
Aceptarse a uno mismo: Ésta es una de las tareas más difíciles que ya desde la época griega se debatía. Conocerse y aceptar quién se es, sabiendo las limitaciones para después vencer esos límites actuando conforme a una ruptura de esquemas mentales, son las claves para la satisfacción personal y, en un segundo plano, para que ningún cambio externo pueda acabar con la voluntad de superarse.
Asumir las responsabilidades: Éste es un terreno espinoso puesto que, ¿Hasta dónde llega la responsabilidad individual y hasta dónde la colectiva? Lo cierto es que en la medida en la que cada uno es responsable, asumir la responsabilidad de sus acciones y, más aun, ser consciente de las consecuencias y también aceptarlas, le acercará un poco más hacia la libertad de pensamiento.

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