Por Lucas León Simón
El asunto no es ya una mera cuestión de intereses partidistas o afinidades ideológicas. Es de mucha mayor trascendencia: se trata de una cuestión estética.
¿Puede todo un magistrado de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, designado como ponente del mayor caso de corrupción que se conoce en nuestro país, cometer cincuenta faltas de ortografía en el escrito en el que “tiene el honor de informar” que no piensa abstenerse en el caso, pese a estar recusado por cuatro acusaciones populares y cuestionado además por la Fiscalía Anticorrupción?
Pura estética. El juez, apoyado y defendido por el PP en toda su carrera, viene ahora a poner el estrambote a la situación de la Justicia en nuestro país, parte integrante de la “Marca España”: faltas de ortografía de alumno de Primero de ESO, faltas de concordancia, mayúsculas que faltan, verbos mal conjugados, vocablos sin acentuar y sobre todo, en plano estilístico, mucha chulería, arrogancia “marca de la casa” (el PP) y absoluta necesidad del suicidio para la globalidad de los miembros de la carrera judicial que albergan al tal energúmeno entre sus cargos de más rango.
Para aprobar una simple plaza de auxiliar administrativo en un ayuntamiento de cuarta se precisa superar una oposición, no cometer más de dos faltas de ortografía en una misma prueba y hacer un examen sobre diecisiete temas que domines al dedillo.
A la luz del escrito del señor magistrado, ¿Cómo ha llegado hasta ahí? ¿Cómo ha aprobado sus oposiciones con ese bagaje mental y cultural? ¿Cómo ha superado los exámenes de la carrera de Derecho? ¿Estaba ya el PP al control de ese desaliño con futuro partidista?
La composición del Tribunal Constitucional, “criada para todo del Gobierno”, estuvo cuatro años bloqueada porque el Partido Popular exigía el nombramiento de esta “pieza” o leche de sus ubres, sin que se acreditará un mínimo de años indispensables en su profesión para determinar la idoneidad de sus capacidades y conocimientos. Uno de los muchos pactos o tejemanejes, mucho más habituales de lo que los ingenuos votantes piensan, desbloqueó el asunto y este émulo de George Clooney fue investido como uno de los honorables miembros que velan por nuestra Carta Magna. ¡La pobre!
El sábado final de una Feria de Córdoba fue visto tomando numerosas copas en la caseta ferial de un partido político. ¿De cuál? ¡Bingo, “La Gaviota”, del PP! En la madrugada siguiente fue detenido en el Paseo de la Castellana de Madrid conduciendo su moto de gran cilindrada, dando una tasa de alcohol el triple de la permitida y sin el casco reglamentario. El casco fue encontrado en otra caseta de feria al día siguiente.
Es decir, que el magistrado que va a juzgar a la mayor trama de corrupción multimillonaria que se ha dado en este país, no sólo comete 50 faltas de ortografía en un escrito, sino que conduce cuatrocientos kilómetros con una sangre bañada en alcohol, exquisitamente ferial.
La “Marca España” es algo proteico, que se compone tanto de toros de la Vega, de Marilós al micrófono como de jueces sin casco. No me atrevo a decir sin cabeza, pero puede.
¡Vallamos pues por partes!
No hay comentarios:
Publicar un comentario