Casi todos los días mi paseo se reduce a subir a Narila y bajar. Eso sí por diferentes caminos, unas veces por el río, otras por el camino antiguo y otras por la carretera. Tire por donde tire y vaya por donde vaya..., Narila es preciosa. Y en otoño es una maravilla, sobre todo por el río.
Qué pena la gente que no puede disfrutar de estos parajes...
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