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domingo, 7 de diciembre de 2025

Tere Maldonado: “La innovación educativa es una invención que responde a las necesidades del capital”

 Es una profesora de filosofía de secundaria que lleva bastante razón en lo que dice. Es el final de la entrevista.

DE LO QUE SE TRATA NO ES DE ADOCTRINAR, SINO DE GENERAR LA CAPACIDAD DE PENSAMIENTO PROPIO Y AUTÓNOMO

Para acabar en positivo, ¿cómo debería ser la enseñanza o qué cambios habría que introducir para avanzar hacia una educación menos al servicio del neoliberalismo?

Para construir hay que destruir. Hay que pegar un frenazo en seco a todas las políticas que se están llevando a cabo vía formación del profesorado y de los equipos directivos. Pero, como pasa con el cambio climático, aunque pares todas las máquinas existen inercias.

Hay que recuperar cosas como la importancia de los contenidos. La formación del profesorado tiene que centrarse en las materias que imparte, en la sabiduría acumulada por los y las docentes con más años de experiencia, y en recuperar la didáctica de las asignaturas. Hay que reconocer el trabajo del profesorado y no ponerle obstáculos; hay que desburocratizar. Ahora mismo hay toneladas de trabajo absolutamente estéril.

Yo conocí una enseñanza sin ordenadores, y la promesa tecnológica era que iban a aligerar la carga laboral. Ha sido todo lo contrario: han hecho que el profesorado no pueda levantar los dedos del teclado y tenga que dedicar mucho tiempo a tareas que no tienen que ver con su cometido, que es preparar clases.

Hay que bajar las ratios, algo que los sindicatos repiten con razón. Y hay que devolver un punto de seriedad al trabajo que se hace en los centros. Esto puede sonar retrógrado, pero creo que hay un exceso de festejo y celebración. En secundaria y bachillerato, cuando por fin coges ritmo en una asignatura, llega la semana de la cultura, del medio ambiente o de lo que toque. Hay que recuperar la idea de que el estudio es algo serio; muy gratificante, sí, pero no de manera inmediata: no es un like que te da un subidón.

Necesitamos parar. Otro tópico dice que debe haber una unión muy estrecha entre la escuela y la sociedad. Si la escuela fuera una mímesis de la sociedad, sería un horror. Yo reivindico que, para que exista capacidad de crítica —el famoso pensamiento crítico—, tiene que haber un mínimo de distancia. La escuela tiene que ser un lugar de protección, donde se muestre al alumnado que existen otras lógicas que no responden a la obtención del máximo beneficio.

La escuela tiene que estar aparte y protegida, como si fuera un lugar sagrado. Y echo mucho de menos el respeto por la tarea del profesorado: en un contexto de griterío en redes sociales, nuestro trabajo se ve muy cuestionado y muy poco investido de autoritas, de autoridad para poder hablar de un tema que controlas.

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