Aquí os dejo mi columna de mañana en la Voz de Granada, sobre el 45 aniversario del asesinato de los tres trabajadores de la construcción en la huelga del 70.
Lamentablemente las efemérides veraniegas de la historia reciente de nuestra ciudad, solo nos dejan lo peor del ser humano. Dramáticamente Granada, fue protagonista de la carnicería del comienzo del franquismo y de la brutalidad de su final. Si el lunes, recordábamos a los cuatro mil granadinos asesinados en las tapias del cementerio, por los golpistas de hace 79 años, ayer martes, los recuerdos fueron para Antonio Huertas Remigio, Cristobal Ibáñez Encinas y Manuel Sánchez Mesa, los tres albañiles de Maracena, Granada y Armilla, que hace 45 años, cayeron bajo las balas de la policía armada, en la peor represión sindical conocida hasta entonces en nuestro país.
Si los franquistas comenzaban sus cuarenta años de oprobio, imponiendo el terror en Granada, llegaban a los estertores del régimen, a sangre y fuego con los trabajadores de la construcción, que en aquel tórrido verano, tuvieron el coraje y la valentía de reclamar condiciones dignas de trabajo, de las que por cierto, se han beneficiado durante décadas, los trabajadores del sector en nuestra provincia, y que gracias al sacrificio de aquellos valientes, han disfrutado de las mejores condiciones del sector en nuestro país.
Aquel 21 de julio, fue un ejemplo de lo que se puede conseguir desde la concienciación y la unidad de los trabajadores. A pesar del trágico balance y de que en Granada seguían mandando las familias más conservadoras de España, su presión y la muerte de tres de ellos, consiguieron torcer el brazo a los jerarcas del régimen, a quienes arrancaron unas condiciones laborales inimaginables para el sector.
Contra quienes pregonan la amnesia universal, recordar este tipo de episodios de nuestra historia más reciente, me parece un ejercicio obligatorio, para situar a cada uno en su sitio y para que quienes, desde una nómina más o menos segura, abandonan cualquier tipo de activismo, sindical, social o político, recuerden, que gracias a sacrificios como estos, hoy disfrutamos de unos derechos que han intentado ser borrados del mapa en los últimos años, desde un gobierno que dice actuar “como Dios manda”.
Gracias a quienes nos legaron lo que hemos recibido y disfrutado y gracias también, a quienes nos lo recuerdan tan magníficamente como lo han hecho, Juan Ferreras y Juan Ignacio Pérez, desde las páginas del Independiente de Granada.
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